Perú en busca de una nueva hazaña ante Uruguay
Por: Horacio Zimmermann.
Lima, 23 de marzo de 2022
Se habla mucho del sistema, si debe jugar tal o cual jugador, si equis titularato no es merecido por la poca continuidad que tiene en su club y un largo etcétera y nos olvidamos de los más importante: Que el verdadero valor radica en el complemento, que sin mucho floro significa funcionar como equipo. Y no solo para desarrollar una determinada idea, sino también para responder con altura a un escenario no deseado.
Por ejemplo, Barranquilla. Perú fue con determinado plan -tenerla más y mejor- que no pudo desarrollar y, pese a la superioridad de Colombia en el trámite, logró ganar el partido al que supo adaptarse. Dijo una vez Marcelo Bielsa en una conferencia en Brasil: “Sampaoli es mejor entrenador que yo porque tuvo la sabiduría de ser flexible con su propuesta”. Eso es Perú, un equipo que ha sabido -en este último tramo- responder con eficacia aun en la incomodidad de no poder ser lo que anhela.
Complemento, adaptación y eficacia, valores que en el fútbol son más importantes que el sistema o cualquier otra cosa. Claro, todos queremos que Perú juegue a lo que sabe: tocar, tenerla, ‘chocolate’, distraer, generar y marcar. Qué lindo sería. Sin embargo, todo esto no tiene base más que en nuestra imaginación. ¿Por qué? Vamos a la Eliminatoria: tres partidos de visita ganados nos hacen el mejor visitante del proceso después de Brasil y Argentina -en ese orden- y en ninguno el equipo de Gareca ganó el porcentaje de posesión. Entonces, ¿en base a qué, si no es nuestra imaginación, decimos que lo mejor que puede hacer Perú es defenderse con balón? En base a nada, por eso es una falacia más grande que el Centenario.
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Analicemos a Uruguay. Se fue el Maestro Tabárez y llegó Diego Alonso. De arranque tres cambios. Araujo de lateral derecho, Olivera de lateral izquierdo y Pellistri de extremo. Araujo y Olivera, a vista de todos, más eficaces en la marca que sus antecesores: Nández, un volante convertido a lateral por Tabárez, y Viña, un lateral con alma de volante. Primero la seguridad defensiva, luego el ataque. Y luego Pellistri, un futbolista joven sin minutos en su club que tiene la característica de ningún otro uruguayo: gambeta. En el uno contra uno, debe ser el mejor de los citados por Alonso y, claramente, era lo que le faltaba a Uruguay: un aventurero.
Perú sigue siendo lo mismo, un equipo que sale de memoria que ya no solo depende de la zurda de Yotún para hacer jugar al equipo, sino que le ha añadido a un diestro como Peña que puede cumplir la misma función desde el otro perfil. Tapia es el destructor, Carrillo el revulsivo y Cueva el cerebral; y Lapadula, caído del cielo, llegó para solucionar el problema de profundidad que tenía el equipo con desmarques a la espalda de los defensores rivales.
Es otra final en un estadio en el que Uruguay ya ha sabido ganar otra de Copa del Mundo. Es una final entre el cuarto y el quinto de la Eliminatoria. Mi pronóstico es menos de 2.5 goles.
